viernes, 3 de mayo de 2013

De nuevo

Atravesé la puerta, aún estaba descorchada, como la última vez. Parecía una eternidad.
Por dentro todo se mantenía igual, el mismo polvo, la misma sensación de humedad, el mismo olor a tabaco, la misma oscuridad.
Me senté en la barra y pedí una Absenta.
 - Te la sirvo Lobo? - Me dijo Charlie.
 - No, démelo a mi, hace tiempo que no lo hago.

Cogí la cuchara, coloqué encima el azúcar y vertí el agua sobre ella, mirando como el louche, cambiaba el aspecto de la copa.

 - Por cierto Charlie, desde cuando estás a este lado de la barra? -
 - Hace tiempo, pero si te soy sincero sigo más pendiente del saxo que de los clientes.

En ese momento sobre el escenario el viejo Muddy hizo sonar su guitarra. Giré el taburete para poder verlo mejor. La luz tenue del escenario, dejaba ver entre el humo a Muddy y su inseparable Little Walter a la armónica. Standing around crying inundó la sala. Volvía a estar en Limbo.

Ernest y Allan, me saludaron con la mano y decidí sentarme con ellos.

 - Muchacho, dichosos los ojos. Dónde te has metido? - Preguntaba Ernest mientras daba un trago a su botella de vino Francés.
 - Anduve liado, trabajando en el mundo del sentido.
 - Oh chico, ya sabes que eso es aburrido. Aunque veo que no pierdes las buenas costumbres. - Dijo señalando la Absenta.

La canción acaba, y un pequeño paréntesis atisba otro momento en Limbo.
Art Blakey sube a la batería y Muddy toca los primeros acordes de Babe please don´t go. La noche eterna de Limbo se anima.

 - Y que hacías Lobo? Aun no dijiste nada coherente. - Me reprocha Allan. - Escribiste una novela? un soneto? -
 - Ja! por esa mirada, yo diría que fue otra cosa...a que si? - Dice Ernest.
 - Se enamoró. - Dice Lorca mientras acerca una silla.
Las risas de Ernest mientras juega con la botella salpican toda la mesa, aunque por descontado, ya tenía vino por toda la camisa.

 - Bueno si, trabajé, me enamoré, me atasqué y perdí. - Digo algo cabizbajo.
 - Chico, pon algo de color!! Si no te enamoras, te pudres, si no pierdes, nunca sabrás cuando ganas. - Replica otra vez Ernest.
 - Aquí estarás bien. - Me dice Etta James mientras limpia la mesa del vino derramado. -  Aquí volverás a ser - 

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