sábado, 25 de diciembre de 2010

El caga tió


Nuca había tenido uno,
para estas navidades ya llevaba algún tiempo pensándolas y una de las novedades que me hacía ilusión era la del Caga tió.
Cogí un tronco de la pizzería y me lo llevé a casa, le pinté una cara, más o menos bonita, le coloqué un gorro y lo acomodé en la chimenea arropándolo con un manto.

No tenía nada que traerme, aunque bien es cierto que tampoco le puse de comer.

Debajo de su manto tiene alguna sorpresa en forma de energías y sueños.
Me han dicho que en noche vieja lo queme con aquellas cosas que desee y que al fundirse en el fuego puede que tenga surte y me deje algo de esperanza.

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