lunes, 11 de abril de 2011

Pimienta en los ojos


Noche aciaga,
noche del desastre.
De pimienta cubrí mi manto,
de dolor bailó mi llanto.

Cuenta el juglar historias de hombres avaros y desastrosos,
que de noches cálidas
danzaban a los vientos.

Sonrisas cristalinas retengo en mis retinas,
noches como días tiñen mis pesares.
Salgo de sueños con los ojos abiertos,
creo espacios inservibles para ciegos.

Doy esquinazo al presente,
doy paso a la bestia intermitente de la noche,
que corre para apresarme,
que descansa solo cuando estoy cansado.

El tiempo atrapa mi lamento.


De pimienta llené la noche;
saladas eran las lágrimas del desastre,
estúpidos juegos
del estúpido niño perdido en su lamento.

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