Nada es igual que ayer,
ni se asemeja a sus sueños.
Que convertidos en nubes,
se diluyen frente al mar.
Nada será parecido,
pues el presente,
se abalanza sobre las heces
de su pasado.
Nada nos devolverá aquellos segundos,
aquellos suspiros,
aquellos momentos de humo,
aquella luz.
Nada vale igual a zero,
donde aquello que queremos,
es lo que no tenemos,
o lo que no eres.
Nada devuelve al silencio un saludo,
un último vals,
una bolsa en un día de viento,
un segundo más en el reloj.
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