Pesadillas atraparon anoche mi cuerpo,
manos firmes se pusieron sobre mi maltrecho cuerpo,
sin dejarme mover,
sin dejarme respirar.
Poco a poco lograba quitarme alguna mano de encima.
Mi estado consciente era atrapado por la pesadilla.
Las horas sin sueño
y mi poca condición física
propiciaron que el ataque de pesadillas
fuera terrible.
Mi cuerpo acurrucado pedía el final de tal desigual batalla.
En un momento de torpeza de mi enemigo
conseguí zafarme de sus manos,
coger aire y pegar un volantazo al rumbo
de los sueños conscientes.
Sequé mi sudor,
la cama estaba revuelta...
y vacía.
Aun era de noche,
pero me despedí de soñar.
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