Me he echo amigo del insomnio,
ya no me molesta;
me hace compañía.
Me he echo amigo del insomnio,
ya somos tres en la cama,
aunque solo dos para desayunar.
Me he acostumbrado a el,
ya sé cuando llega
y lo que debo hacer.
Me he echo amigo del insomnio,
ya solo queda hacerlo de soledad
y de tristeza.
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