domingo, 14 de julio de 2013

Sueños cortos placenteros

Las luces se apagaron cuando él salió de la habitación,
las piernas pesaban el doble de lo que su cuerpo podía soportar.
Atrás quedaba un día agotador;
por delante, la íntima y apetecible compañía de sus compañeros de aventura :
El niño Trazos y la dulce Estrellita.
Caminaron con paso pausado,
nadie les esperaba, tan solo el tiempo y más tiempo.
Al llegar a la casa de Lobo,
una hostia de calor le dio en la cara recogió cuatro cosas y volvió a salir,
esa noche tocaba en casa de Dulce Estrellita.
Los tres pequeños, caminaron por las calles desiertas, 
bromeando y jugando con sus palabras,
que se iban tirando a cada uno,
jugando y moldeándolas para hacerlo todo más divertido.
Dulce Estrellita abrió la puerta.
Era una puerta grande y maciza de roble con doble portón.
Los tres pasaron la puerta. Trazos y Lobo, con los ojos bien abiertos no daban crédito al pequeño palacio que tenía Dulce Estrellita. Un balcón, tres patios interiores, dos exteriores, cinco habitaciones, una gran cocina y comedor, muchísimas escaleras, tantas que nadie sabía bien cierto hacia donde conducían...y por último su alcoba.
Una alcoba enorme, con un enorme lecho, de enormes cojines.
Lobo y Trazos miraban atontados, y al  mirar a Dulce Estrellita, ella les respondió con una gran sonrisa, una sonrisa de amabilidad. Entonces les dijo:
- Si queréis descansar...mover el culo!! - 
Y así, los tres amigos pusieron la alcoba a su gusto, sacaron las últimas bromas y durmieron uno al lado del otro. Relajados y agradecidos.
A las pocas horas, Lobo despertó del sueño. Un sol acogedor pintaba la alcoba de colores. Sus amigos aun durmiendo, daban señas de paz, tranquilidad y tercer sueño. Llevaba tiempo sin descansar así, corto, pero con una sensación de tranquilidad que creía olvidada. 
Recogió sus cosas, volvió la cabeza para ver a sus agotados amigos y salió de allí con la sonrisa que dan las buenas mañanas y las buenas historias....

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