miércoles, 29 de junio de 2011

Regando



Tú,
que dejas palabras
las cuales el barro tapó.
Tú,
que cambiaste unas zapatillas
por unos tacones.
Y ahora tu alma se empapa
de una sensación desatinada.
Tú,
que sola querías trazar tu camino...

Yo,
que en pastillas perdí mis sueños;
que el viento contemplé
mientras tiraba mi esperanza;
que sin cobijo me encontré
y de tus pocos versos
un atisbo de luz logré atrapar.

Qué curioso puede ser el destino indeterminado del alma humana?

De todo se aprende,
de todo se duele y parchea.
Aún así miro dentro de mi alma,
para recordar algunos pedazos
que quedaron de mi ser anterior
para así plantar la semilla de un nuevo corazón.

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