Sentado en la oscuridad,
acompañado solo por las tenues luces de la mesa
y por mi copa
sonreía hacía el escenario,
donde la música y la voz se fundieron en melodía.
De recuerdos llenan las canciones,
de colores las estrofas,
de sonrisas propias mis emociones.
Aquellos versos estremecían mi piel,
con una mano tapaba mi cara,
con la otra acariciaba mi copa,
sintiendo en mis adentro el fin de un ciclo,
el principio de un abismo aún por escalar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario