que no se hable
ni susurre,
que no se moleste
ni interrumpa.
Que las olas interrumpan su oleaje
y las gaviotas su canto salvaje,
que los niños no griten.
los adultos no insulten
y los mayores...
los mayores que sigan mayores.
Ahora quiero el tiempo,
aquel que trae las estaciones,
aquel que marca el reloj,
nos hace sabios,
incomprendidos,
únicos e igualmente malditos.
He llegado a mi silencio,
aquel que solo siento,
aquel que flota por dentro
y aun sin reconocerlo,
el que habla por dentro.
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