Anoche, entre el humo de los cigarrillos y esas sonrisas estúpidas del alcohol, me adentre en el peligroso camino del dolor interior.
Llevaba días muy duros y borrosos, pero dentro de mi se agarraba con fuerza la pena y la desesperación del dolor mas intenso.
El dolor era tan cruel que solo se dejaba ver a ráfagas, intermitente, sin dejar que pudiera explotar de verdad, sin dejar descargar los negros nubarrones que perturban mi dichosa cabeza.
Todo ello me llevo a pensar que carecía de ciertos sentimientos y que mi piel de Lobo se había hecho ya muy duro.
Así que ayer engañe al lobo.
La victima era lo de menos, necesitaba sufrir, necesitaba sentir.
Durante toda la noche fui trazando una estrategia y cuando estuve preparado destape mis cartas dejando totalmente helado al fuerte y solitario Lobo.
Las consecuencias del insomnio y el fuerte desajuste emocional, el pecado y sus miserias.Todo cogió
forma, fuerza, venganza hacia mi mismo.
A primera hora del día ya era un hecho, el Lobo había explotado, y yo con el.
Aun siento,
aun siento,
aun siento...
Llevaba días muy duros y borrosos, pero dentro de mi se agarraba con fuerza la pena y la desesperación del dolor mas intenso.
El dolor era tan cruel que solo se dejaba ver a ráfagas, intermitente, sin dejar que pudiera explotar de verdad, sin dejar descargar los negros nubarrones que perturban mi dichosa cabeza.
Todo ello me llevo a pensar que carecía de ciertos sentimientos y que mi piel de Lobo se había hecho ya muy duro.
Así que ayer engañe al lobo.
La victima era lo de menos, necesitaba sufrir, necesitaba sentir.
Durante toda la noche fui trazando una estrategia y cuando estuve preparado destape mis cartas dejando totalmente helado al fuerte y solitario Lobo.
Las consecuencias del insomnio y el fuerte desajuste emocional, el pecado y sus miserias.Todo cogió
forma, fuerza, venganza hacia mi mismo.
A primera hora del día ya era un hecho, el Lobo había explotado, y yo con el.
Aun siento,
aun siento,
aun siento...
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