Hace un tiempo, bastante tiempo, decidí labrar mi propio destino.
Solo tenía que tener la vista exacta para poner mi culo en el sitio debido, dar con la tecla.
La cosa iba bien, no me quejaba.
Entonces apareciste tu.
Nunca prometí nada, pero cuidé de ti, cuidé mucho de ti, pero tú en vez de alejarte te fuiste acercando, mas y mas hasta el punto de que estuviste viviendo en mi casa a la primera.
La cosa siguió su curso, los acontecimientos transcurrían entre lágrimas, fiestas y sexo.
Entonces comencé a darte confianza.
He perdido,
otra vez perdí.
No he ganado nunca a este juego.
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