Erase una vez un coche parado.
Era un buen coche,
pero el tiempo que llevaba inactivo requería de cierto rodaje para poder ajustar sus piezas nuevamente.
Para poder probar bien su potencia y resistencia le fueron suministrando diferentes tipos de carburantes; el coche poco a poco encendía, hacía algún kilómetro aunque aún temblaba el volante.
Muchos carburantes pasaron por el,
a veces algunos repetían, era necesario saber perfectamente las prestaciones del coche con dicho carburante para saber perfectamente que parte había que mejorar .
Un día, sin avisar llego un carburante nuevo, era ecológico, natural, fiable y conseguía carburar todas las piezas del coche en un ritmo nunca visto.
Pero el coche se paraba todavía.
Los mecánicos no sabían el porque el coche se gripaba.
Fueron pasando más carburantes diferentes, pero el coche solo tiraba bien cuando se le suministraba el ecológico.Hubo momentos el que el coche iba solo, o eso parecía. Hasta que un día el coche no aceptaba ningún otro carburante que no fuera ese.
Cuando realizaba su primer trayecto largo y ya llevaba unos cuantos kilómetros el coche se paró.
La gasolina se había agotado.
La grúa acercó al coche a la gasolinera y ante la sorpresa de todos los mecánicos ese carburante,
el ecológico,
el que hacía que tuviera mucha potencia y su volante fuera más dócil que un cachorro.
Dejó de fabricarse.
En ese momento los mecánicos entendieron que ese carburante estaba hecho para el coche y que sin él, se quedaría aparcado.
Los mecánicos desistieron ya del viejo coche y lo dejaron en la gasolinera con la esperanza de que en algún momento volvieran ha fabricar dicho carburante.
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