lunes, 10 de marzo de 2008

Siguiendo los pasos...


Ella solo tenía que seguir el camino de las baldosas amarillas;
en apariencia estaba chupado.
Pero caminando iba encontrándose con cosas que le llamaban mucho la atención.
Al principio las miraba con poca importancia,
se sentía centrada en su objetivo,
segura de si misma,
dispuesta a pasar este trámite.
Mas adelante,
cosas mas atractivas se pusieron en el camino,
ella ya después de caminar durante tanto tiempo sola,
comenzaba a mirar con recelo todos aquellos dulces misterios
que se iban poniendo en el camino.
Hasta que decidió parar,
la curiosidad,
el hecho de pensar que no pasaría nada,
de pensar que podría encontrar un pequeño atajo
donde no le haría daño a nadie que disfrutara un poco.

Al principio todo iba bien,
disfrutaba,
estaba feliz,
volvía al camino y cuando encontraba algo curioso,
paraba,
jugaba y volvía al camino.
Hasta que un día el cielo se puso muy oscuro,
ella se encontraba alejada del camino,
intento volver...
pero ya era demasiado tarde.
No sabía donde lo había dejado.
Empezaba a olvidarse de porque lo había cogido.
Al principio se dedicó a jugar sin parar,
estar fuera del camino le reporto una extraña seguridad,
un sinfín de que-aceres diferentes.
Un Elfo fue enviado a por ella.
Ella al verlo le invitó a quedarse fuera del camino un rato con ella,
para que comprobara que no era tan peligroso
quedarse fuera de el.
El Elfo se quedó con ella durante una temporada,
jugaron mucho,
comieron dulces sin parar
y se reían mas aun.
Hasta que un día el Elfo tuvo que partir,
la cogió de la mano y la volvió a enseñar donde quedaba el camino
invitándola a ir con el.
Ella se quedó mirándolo,
miro el camino
y le prometió al elfo que volvería a entrar,
pero no ahora,
que seguiría jugando,
esta vez junto con el camino,
pero no dentro de el.
Que no lo perdería de vista,
entraría y saldría de el,
para que no se le olvidará el motivo de su viaje.
El Elfo de despidió de ella
recordándola antes de que siempre estaría presente
en los sueños de la niña.
Y que solo con pedirlo volvería
a recogerla para volver a enseñarle el camino.
Ella sigió jugando relativamente cerca del camino...
relativamente lejos...


1 comentario:

Anónimo dijo...

aunke parezca mentira entiendo perfectamente a esa niña. yo perdi el camino porque en realidad prefería perderlo. Para seguir viviendo. Para seguir siendo yo. A veces pierdo de la memoria el porque había cojido ese camino. Y espero que la presencia de ese elfo no se convierta en algo necesario para seguir luchando.Espero seguir siendo yo.