Al despertarme, siempre me espera detrás de la puerta, me mira y abre de par en par su boca reclamando la comida como si de siete gatos se tratara.
En el camino hasta la cocina me acompaña una banda sonora de maullidos desesperados por poder comer.Cojo la lata de comida y me acerco a el comedero, es entonces cuando sorprendentemente los maullidos se hacen más intensos.
Después de su "desayuno" la dulce gatita descansa unas horas ( dado el esfuerzo de los maullidos )
y coge fuerzas para sus siguientes súplicas.
Cada vez que voy a la cocina ella me sigue y murmulla por lo bajo.
Ya por la tarde vuelve a repetir estrategia: Insistir una y otra vez.
Dada dicha insistencia en ocasiones recibe algo para tapar boca, a lo que me premia después con algunas caricias.
La dulce gatita se hace un hueco entre las mantas, se acurruca y sueña con abundante comida...
hasta mañana gatita...
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