Anclado en su pensamiento,
de cabellos largos y negros,
cuerpo maltratado
y mirada penetrante;
el caballero oscuro decidió cambiar su suerte.
Cansado de su propio cansancio,
en sí;
de su suerte.
Cambió las barras por los libros
y su espíritu recuperó.
Sus cabellos negros cortó
y la luz del sol los aclaró.
Su mirada seguía atravesando muros,
pero un brillo de vida podías ver en ellos.
Avanzaba el caballero oscuro,
con su sombra y su luz
caminando por el lugar secreto...
...de baldosas amarillas.
Buscando sin saber buscar,
mirando,
vigilando...
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