jueves, 28 de abril de 2011

Lluvia que limpia


Días pesados amanecen,
días cargados de plomo.
Mil y una ideas atrapadas en telas de araña mentales,
incapaces de encontrar una luz que las haga salir.
Literatura de letras dispersas,
escalofríos que trastocan mi cuerpo,
litros de té recorriendo mi garganta.

Imágenes pasan por mi mente lentamente,
el cerebro no procesa su sentir,
el cuerpo ha hecho un stop,
la mente se resguarda decepcionada ante la apatía corporal.

Cierro el libro y se acaba el pensar.

El sol sonríe fuera,
pero mi mente sigue nublada.
Salgo a saludar los cielos de Zeus,
rendirles pleitesía,
limpiar impurezas.
Cuatro gotas de lluvia caen a mis pies,
con el sol aún latente
que poco a poco se cubre del manto gris de las nubes.
Oscureciendo la calzada,
creando un espacio sordo,
una especie de paz grisácea.

Una mirada al cielo,
un punto de claridad entre los tonos opacos de esta lluvia;
color es lo que percibe mi cuerpo,
clarividencia es lo que resaltaría mi mente.
Con las ropas mojadas vuelvo a mi encierro;
con las ideas limpias hago las paces con los pensamientos.

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