Sentado a la luz de las estrellas,
la tranquilidad alcanza su cota de mayor intensidad.
Cansado de estar cansado e inservible,
los días pasan sin grandes emociones,
la cabeza da vueltas y vueltas en una peonza de sensaciones
que me estresan y me ponen nervioso.
Pero al mirar el cielo y contemplar las estrellas
mis pulmones se llenan de paz y de sueños.
Soy un ser privilegiado e inservible,
regado por el agua maldita de la conciencia
y con el sabor amargo de la empatía.
Observo como la madre naturaleza devuelve la vida a las plantas,
como brotan de ellas el color y la belleza de la primavera
y me alecciona sobre el mañana...siempre hay un mañana,
y esa verdad es la que nos hace afrontar en cierta manera las curvas de la vida.
Ahora,
acompañado de la mejor manera posible
y resguardado por este cielo oscuro con pequeñas luces en forma de estrellas.
Charlando sobre la vida,
soñando con un mañana mejor,
soltando lastre a mi espalda...
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