Siempre llueve en abril, las calles se tiñen de un color gris y el aire huele a asfalto mojado.
Canciones melancólicas resuenan en la cabeza y paso a paso los pantalones van absorbiendo el agua de la lluvia que queda en el asfalto, haciéndose más y más pesados a cada paso.
El aire es frío y todo parece solitario, distante, apático.
Dos niños pequeños jugaban en el entresuelo.Le escupían a la lluvia, tratando así de ganarle una batalla que tenían perdida.
Ataviados con sus pijamas subían y bajaban los pisos del edificio gritando y riendo, despertando a todo aquel que aún dormía, golpeando las puertas de sus padres. Había momentos en los que no hacían nada, solo observaban la lluvia, como golpeaba el agua la cornisa y emitía el sonido del chasquido de las gotas al romperse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario