miércoles, 26 de febrero de 2020

Cerebro de carreras






No puedo dormir.
Llevo dos horas dando vueltas por la cama sin pegar ojo. Por qué? Pues porqué va a ser?
A diferencia de otras veces, llevaba una buena racha de sueño desde antes de irme a Andalucía. Algo, para mi inaudito.
Dormía como un bebé, no ocho horas ( no flipemos ), pero si unas seis bien descansadas.
Me sentía bien, seguro de mis actos y sus consecuencias, alegre, vivaz. Joder, incluso entablando nuevas amistades. No tenía miedo de nada.

Pero mi cerebro en la cama, no paraba de pensar a mil revoluciones.
Cada vez que ha vuelto a aparecer en mi vida, ha sido peor que la anterior y no se el como ( soy gilipollas ), ni el por que ( absolutamente gilipollas ) vuelve a aparecer. Lo que si sé es que los nervios e inseguridades, miserias y penurias, desconfianza e humillación que trajo consigo en las anteriores ocasiones, han vuelto a aparecer.

En días como este, me pregunto muchas cosas:
Cómo pude pasar por eso?
Qué pieza de mi cerebro funciona aún?
Me quiero tan poco, que acepto cualquier cosa?
Tengo un retraso?
Habré cerrado el gas?

Bueno, me pregunto esto y más cosas:
El sentido de la vida.
Como será la muerte?
Batman, si se pone cachondo con el traje puesto no choca su pene en la armadura? o tiene micro pene?
Por qué la zona de las ofertas de LIDL, donde están las camisetas, basculas que se rompen y toda esa mierda, es la zona más grande del supermercado?
Por qué llueve el día que tiendes la colada?
Estaré soñando?

Estirado en el sofá, sigo esquivando los males que continúan atacando mi descanso.
No les veo la cara, no las quiero ver.
No quiero ver la historia, ni saber el argumento, ni tener los culpables.

Cambio el canal de mi mente.


Necesito dormir.

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