viernes, 31 de enero de 2020

Todo fuera


Después de dos noches malas, con fiebre, mareos y alguna que otra alucinación ( maldita cena de empresa ). Esta mañana, hecho mierda, con una mirada de espanto, un olor...un olor a muerto hace semanas, con una especie de permanente a lo lamida de vaca electrificada en el pelo. He hecho limpieza de mierdas.
Cosas inútiles que guardas por guardar.
Así que después de la ducha, los cuatro litros de té con limón, jengibre y miel, los veinte caramelos para la tos y el lavado de toda la ropa en contacto con mi piel en las últimas 48h. Ni corto, ni perezoso y sobretodo, muy muy importante; sin mirar. He ido haciendo viajes a los contenedores.
Aquella camisa hortera que dejó un colega, el altavoz que nadie reparó, el taburete roto desde hace dos años, el pareo que dejó alguna ex, la camiseta de talleres Paco que te regaló tu padre...y un sinfín de mierdas que no quiero.
Aún me queda trabajo, pero que bien sienta deshacerte de mierdas que no necesitas.

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