Impotencia es lo que siento,
desamparo existencial en una espiral de sentimientos, que me hace intentar corregir sucesos de los cuales no tengo la llave.
Un vacío interior que me aprieta el pecho.
Un nudo en la garganta que amasa mis lágrimas para no dejarlas salir a la luz.
Mi confianza a vuelto a ser pisoteada, mis palabras; violadas.
He abierto de nuevo una puerta, para que vuelvan a romperla, para exigirme que la abriera de golpe, para encontrarme de nuevo en el engaño más absoluto.
Impotencia es su nombre.
Pongo tiritas en mis heridas, sonrisas insípidas en mis labios, gafas de sol en mis ojos, que no pueden ocultar su tristeza.
Y ya es navidad de nuevo, cuan dichosa es mi torpeza, que en esta época del año, me encuentro de nuevo en el cajón de los deshechos.
Abriendo regalos de desengaños, de palabras rotas, de promesas que no valen nada, de noches sin sueños o peor aun, de noches con sueños que no llegan jamás.
Todo termina y sigue su curso,
todo menos el terrible escritor,
que mira como las siluetas que estaban a su alrededor se difuminan a lo lejos,
dejándole a él solo con sus sueños,
tachándole de loco por no saber encajar los golpes,
pensando entre renglones como desglosar tanta materia.
Así se cierra un año,
pasando del amor; al absurdo,
de la alegría; a la incredulidad.
de los sueños; a los suelos.
Volviendo al punto Zero.
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