viernes, 24 de febrero de 2012

Carta a el padre

Querido Papá :

Durante los últimos años del siglo XX me contabas historias acerca del mundo que habías vivido. Mientras te escuchaba, podía imaginar aquello que explicabas. Un mundo de guerras, hermanos disparándose entre sí, consumo como fuente de riqueza, personas muy enfadadas que decidían el porvenir de su gente. Tú los llamabas dictadores, yo, malos.
Pero también hablabas de la fuerza del pueblo, del progreso, del arte, de la razón, de lo que tu llamabas fuerza de la humanidad. Muros caídos en Alemania, Imperios derrocados en España, manifestaciones estudiantiles en Tian´anmen.
Me sentaba contigo a ver esas películas que hablaban del futuro, aquel que decías que sería mío. Con coches volantes sin contaminación, con la evolución de la red llamada Internet, la igualdad entre sexos, colores y religiones, la democracia, la justicia, el racionamiento de los recursos naturales...
Pero el siglo XXI llegó y no se parece en nada a todas esas historias. Este mundo se parece más a un programa malo de T.V., que a un sueño de progreso.

El petróleo se extrae de la tierra pasando por encima de la sangre y las lágrimas de pueblos oprimidos,
la política se ha englobada en una sola, la codicia ( EL BANCO ).
Los ejércitos de liberación, son ejércitos de invasión. Torturando y vejándose de gente indefensa.
El pueblo obrero ha sido defenestrado a clase insuficiente, la educación está en manos de los más privilegiados,
la medicina de las grandes farmacéuticas, que propagan virus y comercian con sus antídotos. La religión agranda sus bolsillos a costa de más sangre y un giro al extremismo racial.
La información real está perseguida, siendo cerrados los medios de comunicación que discrepan de la amplia mayoría, esta a su vez que está en manos de ellos. Los poderosos.

Y el pueblo,
sale a la calle, para protestar día tras día, mientras se le increpa, se le degrada. Da igual si son nuestros mayores, nuestros jóvenes...o nuestros niños. Todos son contenidos por la fuerza.

Lo único que nos queda siguen siendo los sueños. Aquellos que tenía de pequeña cuando escuchaba tus historias. Los sueños de un mundo mejor, equitativo, hermano, comprensivo.
Seguiré luchando, leyendo, compartiendo opiniones para hacerme más sabia...seguiré soñando que aun es posible.



P.d. Gracias por hacerme pensar.

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