Olatz es la niña de mis ojos.
La pequeña, que ya no es tan pequeña ( adolescente ), me ha estado asesorando sobre mis fracasos sentimentales y el por qué de mis dos años sin una relación seria.
Tal como me decía mi ex, aquello de jugar a ser tantas cosas, hace que no sepan quien soy. Tanto, que a la semana de volver de Berlín me dejó.
En dicho viaje, dormimos en casa de un amigo... en su habitación, con el.
Me puse tan ciego, que acabé follándome una publicidad en medio de la calle.
Creo que también le molestó que me diera narcolepsia en medio de un bar.
O que cuando desperté, tenía ganas de vomitar y de cagar...cosas que hice, en el baño por supuesto.
Aunque también creo que le molestó, que después de recriminarme todo, estuviera todo el viaje de vuelta sin decir absolutamente nada.
A mi favor, tengo que apuntar, que comprendo que para ella fuera un puto drama. Te vas de vacaciones con tu pareja y el aprovecha para liarla parda con sus colegas teutones.
Aunque he de decir en mi defensa que aquella actitud mía, no era ni mucho menos una constante. Quiero decir: no todos los días intento que me haga una felación un cartel publicitario de una dentista. En alemán.
Después de dos años de aquello, he tenido más historias, alguna incluso curiosa o bonita, pero nada más intrascendente que pasar cortos periodos y reírse un poco.
Mi pequeña psicóloga, me ayudó a comprender que no hace falta buscar o incluso, escudriñarse el coco por que no encuentres a nadie. Las cosas suceden...o no, y si no suceden, es simplemente, por qué hay gente, que no tiene que tener lo mismo que la mayoría. Y que si acabas haciéndolo sin ser real, corres el riesgo de meter la gran cagada y comprometerte con alguien con la cual, ninguno de los dos sea feliz. Y eso, es un mierda.
Imagina mi cara de gilipollas, después de que una adolescente, haga que me dé cuenta de otra curiosidad de la vida, de aquellas que nadie te explica.
No todos estamos hechos para las mismas cosas, sea del palo que sea.
Una cosa tengo clara.
La vida ya me dio una hija,
la niña de mis ojos