Horas sin sueño,
horas sin dueño.
El teléfono colgué,
y ni un adiós saqué.
No eran monstruos los que hablaron ayer,
eran pesares mas bien.
Un triste desenlace obtuve,
ya no distingo la noche del día.
Amar,
amar no me va bien.
Ámame u ódiame,
pero hazlo,
ya que mi alma esta sin estar y mi mente llora sin llorar.
El egoísmo actuó ayer en mi partido,
más no fue por tiranía mis palabras,
fue el espejo del alma;
de mi alma marchita y quebrada,
que solo un gesto esperaba
y a cambio no recibió nada.
Y si hube pecado
matarme,
ya que no aguanto este tormento;
que me quema por dentro.
Ya no quedan más frases en mi cabeza,
ya no queda esperanza puesta en vida,
ya no compartes mis días,
ya no quiero mas amor.
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