Me sentía bien, los puntos internos aún dolían, pero me sentía bien. Podía ducharme tranquilamente, no tuve que soportar mas a mi vecina y sobretodo , poco a poco mi pene respondía como antes.
La primera noche que me excité, después de unos manoseos con María tuve que para debido a la tirantez que aún sentía en mi pene.
Días más tarde lo volvimos a probar. María fue poco a poco, yo me moría de ganas, al mismo tiempo que me preguntaba si sería capaz de follar como siempre lo había hecho, cosa que el médico recomendó que no hiciera...pero no sé hacerlo de otra manera!!
Total!, despacito y buena letra, pero no entraba ala primera y no podía meter nada más que la punta...por muchas ganas que tuviera.
Lo creáis o no, todos los pasos fueron buenos, y el estar con ella encima y notar el tacto de sus pechos contra mi pecho ya era maravilloso, aunque el dolor era una jodienda!
y por fin llegó el "gran" día, María pasó a mi lado con un diminuto tanga y al ver ese culo, mi boca fue detrás de el, mi miembro ya erecto se abalanzó hacia su sexo y después de un pequeño tirón, se abrió paso hasta el final...que sensación más maravillosa, volver a sentirlo dentro, mojadito, contento.
No fue un gran polvo, por que aún dolía, pero pude hacer cosas que hago, como algún azote, apretar con fuerza su culo o cogerla del pelo estirando para atrás la cabeza....bueno, tampoco voy a explicar todo...solo apuntar cinco cosas:
- La primera mamada fue dura.
- La primera eyaculación increíble.
- Puedo hacer lo que hacía antes. Todo.
- Tengo una gran cicatriz.
- Y lo mejor de todo, no me quedaron secuelas.