miércoles, 25 de julio de 2007

Con mil kilos en la espalda


Acaba la jornada laboral,
la espalda me mata,
me avisa del desfase físico que llevo,
de las cosas que tengo en la cabeza y
de las que me responsabilizo.
Me gustaría que todo este dolor se fuera ya,
hay veces que es tan intenso que ya no duele,
te acostumbras.
Hay otras que es incluso placentero,
puede sonar masoca,
pero no lo es.
Otras pienso que necesito esta carga para sentirme útil, aunque todos seamos prescindibles dentro de ciertos márgenes.
Sigo necesitando playa,
esa humedad del mar,
ese airecillo ,
esa brisa inconfundible del mediterráneo tocar mi cara,
curar mi espalda,
lavar mi alma.

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