Llevo tantas poesías
y tanta mierda.
Que a veces no sé si son versos
o excrementos.
Llevo tantas alegrías
y tantas tristezas,
que ya no sé por cual de ellas
escribo estos versos.
Llevo tantas caras,
como guantadas.
Tantos besos,
como detestes.
Tanto sexo,
que ni me acuesto.
A veces escribir me desorienta,
me lleva a un lugar lleno de ataúdes.
A veces bailar me aburre,
otras en cambio simplemente me aturde.
A veces,
y solo a veces
un ángel me seduce,
me lleva a un terreno de ensueños,
a un momento perfecto.
Llevo tantas poesías
y tanta mierda escrita,
que ya no se si me entero,
si me entierro
o si padezco.
Llevo tantas vidas cristalinas,
que ya la tormenta no hace mella,
que ya la negación
no hace dolor,
que ya el padecer
es comprender.
A veces todo es el ahora
pero el ahora no vale nada,
sin que los versos
traigan besos,
sin que el pensar,
no atraiga el paladar,
sin que tu calor
caliente mi motor.
Llevo tanta tinta,
tantas cicatrices sin directrices,
tanta paciencia que me incendia,
que ya no importa una mierda,
si soy de querer...
en un lado
o de amar por todo lo alto.
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