Hace días que dejó de tener ganas, nada le motivaba, nada le ilusionaba.
Una casa llena de suciedad, botellas vacías y tabaco.
Cuatro días sin dormir, sin comer, trabajando a altas temperaturas, pensando y pensando en los últimos desastres de su puta vida... pasan factura.
Un cuadro presidía un salón oscuro, en el, como mirándolo fijamente un demonio le sonreía.
Mark Arm destripaba touch me i´m sick, de Mudhoney en el televisor, el cenicero estaba inundado de colillas y otras chustas y la cerveza escaseaba.
Se levantó del sofá y se dirigió a la cocina, abrió un estante y se desplomó al vacío, perdiendo totalmente el conocimiento.
Sus piernas cedieron hacia delante, golpeando las tibias contra el escalón, provocando que el resto del cuerpo cayera con fuerza hacia el baul, estampando la cara directamente contra el.
En ese momento despertó.
Sentado en el escalón de la cocina, sujetaba sus piernas con fuerza mientras se preguntaba que hacía allí postrado. Un chorro de sangre emana de su nariz. Aturdido, mira el charco rojo, le duele todo el cuerpo, justo cuando un segundo y violento chorro de sangre vuelve a salir de su nariz, dejándolo con las manos y brazos totalmente ensangrentados.
Feel the pain suena de fondo, cuando por fin logra alcanzar un trapo de cocina y tapar la hemorragia.
Miles de sensaciones le pasan por la cabeza, terror, dolor, miedo, vértigo...y sin saber por qué, una risita nerviosa emana de sus labios. Por primera vez en días, se sentía vivo, tenía ganas, chispa, ilusión. El golpe le devolvió a la realidad.
Con algo de esfuerzo, logró llegar al sofá. El charco de sangré se extendía por las baldosas del salón, el cuadro del salón decía:
" estás despierto?"
"Ahora si" pensó
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