Una calada,
una para volar.
Liando verde,
deshaciéndolo poco a poco
para mezclarlo con el tabaco.
Creando la boquilla de cartón
y añadiéndola a la mezcla
tapada con el manto del papel
y una suave pincelada de saliva
para tener lista la esencia.
En caladas de humo verde
las burbujas suben a la cabeza,
las sonrisas impregnan los labios,
los sueños invaden la mente.
Tiempo,
ese que pasa entre calada y calada,
ese que pasa a tu lado y extiende su mano.
Una mirada,
una sonrisa,
una carcajada,
otra calada.
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