miércoles, 16 de noviembre de 2011

Efecto Kafkiano



Sentado a la puerta del juzgado,
nervioso,
pensativo,
y asustado,
aunque al mismo tiempo esperanzado.
Llevé mi mano al pantalón,
de donde extraje un libro
y una esperanza.

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.
¿Qué me ha ocurrido?», pensó.

La Metamorfosis
Frank Kafka.

Y he aquí cuando comprobé mi propia metamorfosis
y levanté la cabeza
sacando el hastío que me reprimía.
Recordándome mi lucha,
la de mis derechos,
la de mi propio ser.

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