martes, 29 de marzo de 2011

Redirigido


Miro y remiro,
leo y vuelvo a leer.
Hay cosas en la vida que no se acaban de entender.

La historia de los mares perdidos,
en los cuales ya no queda agua ni vegetación,
donde una vez hubo vida y ahora...desierto.

No hay coherencia en los hechos,
no le encuentro la miga a las cosas.
Las horas siguen bañadas en pensamientos,
el cerebro no para de asimilar imágenes y sensaciones,
la ansiedad se cobra como víctima a las uñas de las manos.

En esta vida en la que solo cuenta el dinero y la apariencia
estoy deseando solucionar mi particular crisis de ansiedad y volver a mi añorado mar,
enseñándole mi dedo índice a toda la basura que acumulo.

Pero ni así el poder de lo corrupto y maquiavélico consigue quitarme la sonrisa de la boca,
apreciando cada segundo que paso en compañía de los míos,
aprendiendo cosas nuevas,
recuperando sensaciones antiguas que se encontraban escondidas dentro de los baúles de polvo.


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