martes, 2 de octubre de 2007

La casa vacía



Entré en la Casa,
aun olía como antes,
cosa tampoco extraña.
Ya quedaban pocas cosas por sacar,
pocos recuerdos.
Entré en sigilo,
nadie me escuchó.
Me dirigí hacia el balcón
a observar por última vez esos recuerdos pasados.
Una casa que tanta vida tuvo,
una casa que moría sin vida.
Ya no se escuchaban las risas,
ya no sonaba el timbre acústico.
Solo el triste silencio del vacio.

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