jueves, 13 de agosto de 2020

Campamento de verano


El Covid me ha robado un año que prometía.

El día 1 de Enero despertaba ( no realmente ) soltero, en el trabajo era respetado, los amigos me daban amor y cariño, planificaba las vacaciones y futuros viajes. 

En resumen: todo iba de puta madre.

Y llegó el Covid y todo se jodió.

  • Me quedé sin trabajo y sin opciones de encontrar otro
  • Pasé la cuarentena prácticamente solo
  • Las vacaciones futuras se fueran por el retrete
  • Volví a picar con mi ex y a sentirme estafado
  • Los colegas no querían que hablara
  • Odio las putas vídeo llamadas
  • Notaba como moría lentamente
Todo cambió cuando recibí la llamada de una amiga, proponiéndome trabajar el campo en Lleida. Nada más abrirse el ( puto ) confinamiento en Barcelona, nos reunimos ( Ella llegaba desde Sevilla ) y comenzamos la aventura.

La maleta: 

  • Cinco mudas
  • Cinco camisetas destrozadas
  • Una toalla ( para todo )
  • Unas Bermudas
  • Pantalón Largo
  • Pantalón corto hecho mierda
  • Pantalón corto de mierda para trabajar
  • Las Crocs
  • Las DC
  • Zapatillas hechas mierda para trabajar
  • Gorra de Euskadi que dejó Facu en casa
  • Cepillo de dientes y demás mierdas de higiene
  • La Nikon y la Canon, con sus cargadores y mierdas
  • Batería externa
  • Portátil
  • Tres Libros ( uno de cocina )
  • Yerba

Comienzos:


El viaje fue un paseo por Catalunya. Después de tres horas en un tren sin bar, con la puta mascarilla puesta y helándome por el aire acondicionado,  se jodió y tuvimos que esperar a un autobús cochambroso que nos llevó finálmente a Lleida.
La casa donde nos hospedamos es una casa de Pagés en Artesa de Lleida. El primer piso es la residencia del dueño de la finca y su familia y el piso superior el nuestro, que íbamos a poder disfrutar durante dos semanas de manera exclusiva.
Nuestra habitación consta de una litera y una cama individual. Es la primera vez que duermo de manera continuada en una litera. Y en la parte de arriba.


Toma de contacto:

Al día siguiente de llegar, comenzamos a trabajar. Nuestro primer encargo era limpiar los árboles de la Pera.
Consiste en dejar en el árbol la fruta que se encuentra en perfecto estado, descartando las imperfecciones, las maduras y las plagas.
Los primeros días fueron difíciles. Las órdenes me resultaban confusas y mi cuerpo llevaba cien putos días ( no es del todo cierto ) sin apenas movimiento.
Llegué con 80kg, no es mucho, ya que hago 180cm, pero para mi...si que lo es.
En parte, trabajar aquí, me recuerda a la cocina. Ya que nunca paras, pasas de estar agachado a estar de pié o estirado y te asas de calor. Es por ello, que actualmente estoy en 72kg de nuevo.

Convivencia: 

Al principio, Érika ( mi colega ) y yo, compartíamos todo. Veíamos alguna peli ( tenemos una t.v conectada a internet ) e íbamos a medias en las compras.
Decidimos comenzar a trabajar a las 7h de la mañana y levantarnos a las 5.45h para estar más despejados.
Dos semanas después llegaron la Cuñada y el marido del jefe, con una chica y todo tuvo que reinventarse.
La chica la pusieron en la cama individual de nuestra habitación. La pobre, entre que no habla ni Castellano, ni Catalán, ni Inglés, ni Esperanto...más nuestras pintas, se pasaba el día encerrada en la habitación. Pero claro, el calor que hace en esta zona, más que siempre tenía la puerta cerrada, provocaba que al entrar en la habitación, mi cuerpo sufriera más que debajo del sol. A todo esto tengo que añadir sus Flatulencias, o lo que es lo mismo; se pasaba el día tirándose pedos en la puta habitación, mi puta habitación, con la puerta cerrada! Ahí sus muertos!
Como dije anteriormente, los hábitos tuvieron que reinventarse.
La cocina funciona por turnos, el baño también y la t.v pasó a ser un satélite que trajeron desde su país de origen. Al principio, no fue fácil. Las cosas cambiaban de sitio cada día, la nevera fue invadida casi al completo por ellos y los roces fueron constantes. Llegando a la conclusión, que nos valía más la pena, mudar nuestro salón, a la entrada principal de la casa, donde ganábamos Wifi y cerca de cuatro grados menos de temperatura ( es donde estoy escribiendo ).

En busca del tercer miembro del equipo: 

Para completar el equipo, iba a venir Adri, una colega de Pamplona, con la que estaba todo resuelto. Pero a los pocos días de llegar, Lleida se convirtió en el centro de mi amigo Covid ( Puto ) y cundió el pánico! Las noticias lo pintaban como que todos íbamos a morir, que los jornaleros eran como las ratas en la peste e incluso, colocaron al ejército en la frontera entre nuestra comarca y el "pueblo libre".
Volvíamos a estar confinados, aunque esta vez y en nuestro caso, podíamos salir a trabajar. 
Como estaba cantado, Adri nos dijo que no vendría, por lo tanto, comenzamos la búsqueda de aquella persona que completara nuestro equipo.
Mucha miseria, poco trabajo...y pocas ganas.
Llamadas de colegas en plan:
  • Es poco dinero
  • Cansa
  • Muchas horas
  • Hace calor
  • Y un sin fin de mierdas

Venís al campo joder!!! qué coño esperas!?
Después de unos días, por fin encontramos a alguien y Majo ( que así se llama la colega ), se unió a nosotros.
Limpiamos y ordenamos la habitación contigua a la nuestra ( por supuesto lo hicimos nosotros ) y mandamos a la pedorra chica allí.
Por fin éramos seis.
Al trabajar con una máquina, que pasa entre las vías para recoger la fruta, antes de la llegada de Majo, en la parte de la izquierda estaban los recién llegados y en la derecha solo nosotros dos, lo que provocaba que corriéramos el doble...dado que poco o nada ayudaba el otro grupo al nuestro.
Pocos días después de la llegada de majo, lo que llamaré el equipo dos, se estaba levantando a las 6.20h, dándonos cerca de 45 min de calma, con el café y las noticias.
Pues todo ello se fue a la mierda, cuando comenzaron a levantarse a las 6.00h!
Aunque mirándolo de otro modo, es comprensible.
Escuchar a Majo y Erika sonarse la nariz o carraspeando la garganta en una casa que se escucha todo, no hace para que vuelvas a recuperar el sueño.
Ahora nos despertamos a las 5.30h.


El campo

A los mosquitos de por aquí les encanta mi sangre. Imagino que es lo más cerca que tienen de poder colocarse.
Llegué a contar más de treinta y cinco picadas en mi pierna derecha! La cual perdí de vista durante una semana su tobillo.
Al ir en la máquina, paso el día el movimiento. Te plantas debajo del árbol, pasas a la mitad y subes corriendo a la máquina para pillar las de arriba.
El sistema de trabajo es muy fácil:
  • Si tienes trabajo, te jodes! El otro equipo no piensa ayudarte
  • Si ellos van jodidos, te vuelves a joder! Aprietas el culo y vas a dar una mano
  • Y todo esto con un calor del mismísimo Mordor  
De ahí que esté en 72kg...



Ámbito personal

En las siete semanas que llevo aquí, creo que he discutido con todos los que me rodean, llegando a tomar la decisión de que lo más conveniente, era ir por libre.
Hice mi espacio minúsculo en la nevera, hablo lo justo, trabajo igual y soy educado. Una cosa es ir por libre y la otra ser un gilipollas!
El Covid, ha provocado tal confusión y movidas, que lo mejor es ante todo respetar y mantenerse al margen dentro del conjunto.
Y me va mucho mejor ahora, que no aireo mis paranoias.


Punto final

Aun me quedan dos semanas en estas colonias.
  • Un pueblo pequeño
  • Un calor a lo Mordor
  • Una experiencia con dos de mis mejores amigas
  • Una nueva aventura fuera
  • Unos Jefes encantadores
  • Y mil historias por escribir

THIS IS ARTESA FUCKING COVID!





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