Una mesa sucia,
una plancha en el suelo,
un móvil sin batería.
El sonido del patio,
un pájaro a lo lejos,
tímidas risas de niños.
El aire;
que rebota contra las hojas de las plantas,
enfriando poco a poco el ambiente.
Y la luz,
que comienza a bajar tímidamente
su intensidad.
El humo verde saliendo
de su mano,
ningún pensamiento en su cabeza,
solo paz.
Las azoteas desiertas,
el silencio del atardecer,
los sonidos del final del día.
Allí,
contemplando la belleza de lo simple,
entre calada y calada.
Pensando en no pensar,
pensando en el silencio,
fumando sin pensar.
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