Hacía algún tiempo que no hacía de canguro. Aprovechando que cuido de los gatos de unos amigos que están de vacaciones, hice el favor de quedarme con las hijas de un amiga durante una tarde.
Fui con la madre a buscarlas al cole. Al principio, las niñas al apenas conocerme se negaban a ir conmigo. Pataleaban, se enfadaban...lo normal. En cuanto nos quedamos solos, la cosa cambió.
Fuimos a comprar unos zumos, entramos al super y las perdí de vista. La pequeña se quedó mirando un neceser de Pepa Pig mientras me miraba de reojo, la mayor iba con la mirada perdida, como diciendo "vaya mierda todo". Compramos los zumos y galletas y fuimos para la casa de los gatos.
Les propuse de ver una peli, miramos por todas partes hasta que encontramos una: Campanilla.
Mientras la peli pasaba, las niñas se iban relajando y yo también, hasta acabar pasando de la peli para hacer el pino, saltar a la comba, hablar en catalán ( hablan tres idiomas ) y dar de comer a los gatos.
Cuando llegó el momento de irse, no se querían poner los zapatos.
Al salir a la calle, mientras esperábamos que saliera su madre del trabajo, jugamos a dar vueltas en círculo, lo que provocó que llegados a cierto punto las niñas volaran agarradas de mi mano. Entre giros y vuelos acabamos los tres por el suelo riéndonos y mareados...y así nos encontró su madre.
Fuimos todos a un bar, donde las niñas tampoco se separaban de mi. Cuando me iba, una se enganchó de mi cuello y la otra de mi pierna. Una tarde genial con una compañía estupenda.
Jugando con niños me siento como tal.
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