Sentado en la barra del vagón cafetería,
se acercaron a pedir a mi lado una anciana y su nieto.
La anciana muy amablemente le preguntó a su nieto que le apetecía,
a lo que el crío respondió muy seguro y directo :
- un agua fresca.
Mientras la camarera despachaba a otros clientas
la anciana volvió a insistir al niño si quería otra cosa,
una chocolatina,
una coca cola,
un dulce...
a lo que el niño siempre le repetía que únicamente quería un agua fresca,
que ya volvería si quisiera otra cosa más tarde.
Después de unos minutos más con la anciana insistiendo
llegó la camarera
a la que el niño se adelantó a la anciana y reclamó su agua.
En una sociedad de consumo como en la que actualmente vivimos,
en el que la forma de amar es comprar el cariño,
este episodio me recordó que aún quedan mentes vírgenes que no necesitan de los pequeños vicios de la sociedad.
Pd: Muchos adultos confunden el poder con el querer
se acercaron a pedir a mi lado una anciana y su nieto.
La anciana muy amablemente le preguntó a su nieto que le apetecía,
a lo que el crío respondió muy seguro y directo :
- un agua fresca.
Mientras la camarera despachaba a otros clientas
la anciana volvió a insistir al niño si quería otra cosa,
una chocolatina,
una coca cola,
un dulce...
a lo que el niño siempre le repetía que únicamente quería un agua fresca,
que ya volvería si quisiera otra cosa más tarde.
Después de unos minutos más con la anciana insistiendo
llegó la camarera
a la que el niño se adelantó a la anciana y reclamó su agua.
En una sociedad de consumo como en la que actualmente vivimos,
en el que la forma de amar es comprar el cariño,
este episodio me recordó que aún quedan mentes vírgenes que no necesitan de los pequeños vicios de la sociedad.
Pd: Muchos adultos confunden el poder con el querer
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