miércoles, 28 de agosto de 2019

Seis noches



Seis fueron las noches que dos almas se encontraron,
entre trazos de letras se hermanaron,
entre risas, se sinceraron.

Dos eran los colores de los calcetines de uno,
cada uno de un color,
los dos juntos por comunión.

Ella se abrazaba a los bailes,
se hermanaba con la música,
soñaba que estaba despierta.

De coincidencias se encuentra llena la vida,
de casualidades nos asombramos,
de rarezas, nos enamoramos.

Seis fueron los días que sus mentes jugaron,
entre bambalinas de telas rojas,
en el vaivén de las tenues luces.

Allí donde nacen los sueños y mueren las dudas,
entre el día y la noche,
en el horario de los no cuerdos.

Dos seres sin sueño,
abrieron su esqueleto,
desnudaron su alma al desconocido.

Pero lo que tiene la vida,
que las palabras bonitas,
se tornan tempestuosas.

Los gestos amables,
se transforman en extraños,
rozando el daño.

Y los dioses roñosos,
se llevan aquel trabajo,
aquel amor extraño.

Devolviendo aquellas sonrisas,
de vuelta a sus esquinas,
a la casilla de salida.

Dos seres se encontraron,
y cinco días y seis noches pasaron,
sin tocarse ni acaso.

Y como todas las historias tienen un final,
el que uno opina
y el otro asiente.

Fin a una hermosa historia,
de algo no palpado,
de algo soñado sin sueño.





3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y ahora qué ?

lobo dijo...

no hay un ahora, tiempo no es igual a espacio...

Anónimo dijo...

Y en esta noche oscura del penúltimo día de agosto, ella se asoma a las estrellas con la esperanza de recibir una señal del cielo y dibujar una vez más sonrisa en su rostro. Amante de su rareza y libre como ella sola se invita a ella misma a desaparecer entre historias que quizás jamás fueron contadas. Trata de hablar en presente de todo el amor que posee desde que nació. Dice que quiere bailar hasta enloquecer, que necesita perderse entre la muchedumbre para volver a empezar a creer. Él a su vez, sigue en su sendero libre y persiguiendo faldas que quizás jamás poseerá. Mientras las nubes se disperan y las estrellas brillan todo cobra sentido. Pero espera, el reloj corre... El tiempo no se detiene, no se detiene ante tanta belleza.
Pasa, como pasan los trenes.
Y en el anden se encuentra sola y sonrie otra vez.
Alguien le sonrie y le pregunta la hora.
Tiempo no es igual a espacio.