La gente entraba sin parar al restaurante,
mi cuerpo se multiplicaba por mil.
Todo debía de estar perfecto.
Mi creación mi menú,
mi Mii sin ti,
mi día en los días.
Los nervios se apoderaban de mi cuerpo,
los platos entraban y salían de la cocina,
mientras en mi mente se hallaba tu recuerdo.
Un descanso,
un cigarro fuera mientras doy vueltas sin parar a la calle,
una mirada perdida en la inmensidad.
Recoger,
guardar,
limpiar...escribir.
Todas aquellas palabras salían de mi cabeza directamente a las manos,
sin filtros,
sin correcciones.
Una poco de agua en la cara para pasar el calentón,
una silueta más parecida a Trevor Reznik que a mí mismo,
otro cigarro mirando a la nada.
Segundo turno,
más gente,
más platos; más ansiedad.
Mis brazos se multiplicaban entre un montón de platos por preparar,
platos por limpiar,
comandas que terminar.
Otro cigarro,
otra mirada a la nada,
otra pasada rápida a la calle.
Otro día en pie,
otro día sin ti,
otro día perdido.
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