tiempo partido solo por tiempo.
Irreemplazable,
pero a la vez inútil.
Observando el egoísmo del entorno,
en el eterno bagaje del observador.
Que aun sin estar, se está.
Y aun sin querer, se sufre.
Atrapado en un estado desagradable,
rodeado de ratas sin piedad,
perdiendo por momentos la cordura y el razonamiento,
llevando a cabo un comportamiento omnisciente,
con la desgracia de ser presente.
Apoyo con cuidado los pensamientos en ojos azules,
que poco a poco tiño de negro,
y robo su energía.
Sin poder detener las palabras que escupo,
propias de la incomprensión sufrida.
Impropias de la sabiduría ya adquirida.
De un mundo sin piedad,
de un pasado que de nada cuenta,
de una identidad maltratada,
por los buitres del tiempo.
Y aunque todo sea en contra,
no se esconden las sonrisas,
ni se apaga el fuego,
ni me entrego a la apatía.
Solo bajo y miro lo que no debería.
Pero todo gira,
y todo cambia.
Pues todo lo malo acaba.
Y con ello se se calma esta ironía,
en el comienzo de una nueva vía.
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