Una mañana,
al río por leña fui.
Buscando árboles caídos
y ramas rotas, dí contigo.
Creyéndote muerto
una rama corté;
y al ver tu verdor
el remordimiento recorrió mi ser.
No fue mi intención,
créeme.
No quería causarte dolor.
No pretendía causarme terror.
Un ligero grito oí cuando la rompí.
Un escalofrío,
o un pequeño descuido?,
Pero sí que sentí un ligero hastío.
Y es por ello que me disculpo.
Dicha sensación aún tengo en las noches,
y más aun por las mañanas en el río.
Así que pido perdón por mi descuido.
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