Hubo una época en la que Demian compartió casa con un amigo. Trosky.
Durante esa época, Demian y Trosky pasaban tardes enteras escuchando música, compartiendo pensamientos...
Tiempo más tarde, Trosky le pidió a Demian si una amiga podía pasar una temporada con ellos. A lo que Demian dió su consentimiento, imaginando que podría ser otra persona interesante para mantener la armonía que invadía la casa.
La chica se llamaba Marga, era una chica normal. O al menos así se la presentaron.
Era menuda, calladita y con un corte de pelo a lo chico.
Marga trajo con ella multitud de cosas, con las que se pasaba el día entero jugando, pero en especial con un pequeño acordeón con el que danzaba y cantaba por toda la casa.
Pero para desgracia de Demian y Trosky, Marga no era muy sociable. Tenía sus mas y sus menos con las amistades de Demian, y a Lovecraft y Vísceras les daba miedo, poniéndose siempre en el lado opuesto de la casa que ocupaba Marga.
Una tarde, estando Demian y Trosky disfrutando de una charla de literatura, Marga se sentó a su lado y comenzó a hacer sonidos extraños, como si no estuviera allí, en la misma sala que ellos.
Trosky frunció sus cejas mirando a Demian con cara de sorpresa, a lo que Demián respondió con una sonora carcajada. Marga al ver la sonrisa de sus dos compañeros, salió como un rayo de la sala.
A partir de ese momento, las cosas comenzaron a ponerse...extrañas.
A altas horas de la madrugada, se podía oír en toda la casa las risas y cánticos de Marga.
Una noche, Demian y Trosky se levantaron a la vez, alarmados por los sonidos que emanaba la casa. La sorpresa llegó, cuando los dos amigos buscaron la fuente del sonido y llegaron a la habitación de Marga. Ella estaba dormida, sin emitir sonido alguno, con una gran sonrisa en su rostro...
Demian y Trosky pasaron la noche despiertos, comidos por el terror y la incertidumbre, de no saber de donde provenía el sonido.
A la mañana siguiente, Marga se levantó contenta, murmurando cancioncillas y tocándose repetidamente la cabeza .
Ante la sorpresa de Demian, Lovecraft y Vísceras no aparecían, se quedaban en el patio sin querer entrar en la casa.
Marga terminó su desayuno, cogió su acordeón y siguió con sus danzas y cánticos por la casa, mientras miraba a Trosky y Demian con una media sonrisa en el cara.
Aquella tarde, Demian y Trosky habían quedado para preparar una exposición. Debido al terror que le tenían a Marga, no le dijeron nada, a lo que ella se lo tomó como una ofensa...
A partir de ese momento, los sonidos nocturnos se hicieron más habituales, dejando sin descanso a los dos amigos...hasta que una noche, Demian salió de su habitación, encontrándose a Marga, cantando y bailando en uno de los salones. Demian se acercó en sigilo, contemplando como Marga, bailaba en círculos, con los ojos en blanco, cantando como una niña en un prado.
Demian volvió asustado a su cuarto, colocó la cama en la puerta y permaneció despierto hasta el amanecer.
Por la mañana, Demian y Trosky se encontraron una sorpresa. Marga no estaba. No había ni rastro de ella. Su habitación estaba limpia, su cama hecha y sus cosas...estaban todas en un rincón. Entre ellas su acordeón.
Durante los siguientes días, ninguno de los dos se atrevió a tocar sus pertenencias.Lovecraft y Vísceras seguían sin entrar, y por las noches continuaron los extraños sonidos, cada vez más silenciosos.
Hasta que un día, Demian y Trosky se armaron de valor y recogieron las cosas, las empaquetaron y las vendieron a unos gitanos del mercado Local.
Los cánticos y sonidos desaparecieron, los animales volvieron a la casa y nunca jamás volvieron a saber nada de la extraña y pequeña Marga...ni de su acordeón.