Y entonces,
al salir del edificio
Arizt exclamo una gran sonrisa,
no de victoria,
pero sí de justicia.
Las cosas comenzaban a marchar
y aunque la suerte le había sido siempre esquiva
todo comenzaba a cambiar.
Las dudas que tenía antes de la consulta
poco a poco se fueron alejando de su cabeza.
Los sentimientos de culpa
por una falsa fidelidad se habían esfumado.
Ya no sentía tristeza ni dolor,
ahora sentía sed,
esa sed clamaba justicia,
clamaba venganza.
al salir del edificio
Arizt exclamo una gran sonrisa,
no de victoria,
pero sí de justicia.
Las cosas comenzaban a marchar
y aunque la suerte le había sido siempre esquiva
todo comenzaba a cambiar.
Las dudas que tenía antes de la consulta
poco a poco se fueron alejando de su cabeza.
Los sentimientos de culpa
por una falsa fidelidad se habían esfumado.
Ya no sentía tristeza ni dolor,
ahora sentía sed,
esa sed clamaba justicia,
clamaba venganza.
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