Busco un sitio para pararme.
En meses mi tranquilidad fue violada por un sinfín de factores que alteraron mi producto: mi yo.
Mi comida hace tiempo que no me sabe igual,
mis textos y libros vacíos en contenido,
huecos de sentido,
sumidos en un viaje al fondo del abismo.
Notas y notas pasan por mi cabeza,
se instalan allí y no me dejan ver nada mas.
Me levanto y me acuesto con la cabeza puesta en otro sitio,
en ningún sitio.
He aquí el problema.
Me levanté una mañana desubicado y ahí me he quedado.
Necesito mis dosis de aire,
necesito mis palabras para respirar.
Necesito golpear esta maldita mesa,
quemar esta diminuta casa de muñecas,
escupir a la cara de este horrible momento.
Miles de manos agarran mi corazón y agitan mi cuerpo.
La sensación es agobiante.
He cerrado el grifo de la opinión,
esperando que la siguiente sílaba de paso a otra y así sucesivamente sin que mis labios se hayan abierto.
En meses mi tranquilidad fue violada por un sinfín de factores que alteraron mi producto: mi yo.
Mi comida hace tiempo que no me sabe igual,
mis textos y libros vacíos en contenido,
huecos de sentido,
sumidos en un viaje al fondo del abismo.
Notas y notas pasan por mi cabeza,
se instalan allí y no me dejan ver nada mas.
Me levanto y me acuesto con la cabeza puesta en otro sitio,
en ningún sitio.
He aquí el problema.
Me levanté una mañana desubicado y ahí me he quedado.
Necesito mis dosis de aire,
necesito mis palabras para respirar.
Necesito golpear esta maldita mesa,
quemar esta diminuta casa de muñecas,
escupir a la cara de este horrible momento.
Miles de manos agarran mi corazón y agitan mi cuerpo.
La sensación es agobiante.
He cerrado el grifo de la opinión,
esperando que la siguiente sílaba de paso a otra y así sucesivamente sin que mis labios se hayan abierto.
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