domingo, 23 de junio de 2019

Cayendo al vacío






No hay descanso para las mentes inquietas,
ni relojes que marquen el límite,
ni sueños a los que engañar al alma.

Caí en un pozo,
marcado en segundos,
vivido en años.

Mi cuerpo se desvaneció perdiendo el control,
dejándose llevar por la gravedad,
cayendo sin control hacia el abismo.

La sangre caía a borbotones sin saber exactamente de donde,
mi mente recuperaba la claridad,
mi cuerpo sentía vida.

En un charco de sangre se hallaban mis manos,
en el suelo mi cuerpo,
en mi cabeza el pánico.

Recuperé la claridad,
la sangre dejó de brotar,
el sueño acogió mi pesar.


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