sábado, 30 de enero de 2021

Los cuenta cuentos

 

Hace muchos años, conocí a un par de tipos muy peculiares. Hablaban muy alto, en todos sitios. Parecía que siempre estaban de fiesta, conocían o decían conocer a mucha gente, bailaban por casi cualquier cosa...pero sobre todo, parecían felices.

El rasta ( llamémoslo así ), acababa de romper con su chica después de un año complicado. Digamos que aquello le impulsó... al borde del suicidio. 

Tras pasar tres días encerrado en una habitación llorando como una magdalena, se fumó un porro. Y ya sabemos que después de un porrito, las tripas hablan. Por lo que se fue a comer al restaurante más grasiento que pudo encontrar, cruzo la mirada con una chica y olvidó el nombre de la malvada y puta* de su ex.  

(*Realmente pensé en poner Bruja o Víbora, pero lo creí ofensivo)

Por su parte, el calvo ( así será nombrado ), acababa de pasar prácticamente por lo mismo que el "pringao" de su amigo. Con la diferencia de que el Calvo se quedaba sin casa.

Así, que el entendimiento fue inmediato.

Una puta mañana cualquiera: ( por cierto, suena el teléfono )

- Hey - Dice el Calvo 

- Hey - Contesta el Rasta

( el hey, está bien. Sin exclamación. Lo que se le conoce como el saludo no efusivo )

- Qué dices...? - Pregunta el tarado que ha llamado

- Pué mira...aquí - Contesta el filósofo rastafari

- Pues vale...me subo o qué? - Asiente/pregunta//va pá arriba el Calvo

- Venga! aquí te veo - Responde una neurona fumada del Rasta

Y así, un día como otro cualquiera. Digamos frío, con niebla o mucha niebla y puede que lluvia... Un puto día normal en aquel lugar normal, llegó el Calvo a casa del Rasta. Vale!

Al menos es lo que me contaron.

Yo los conocí una día bailando encima de una maceta redonda. Eran dos gilipollas que me hicieron gracia. Bailando y cantando una estupidez mientras no paraban de reír.

Después de unas cervezas pude conocerles mejor. Cuando salían de fiesta, solían no conocer a nadie, pero al rato, se hacían con todo el local. Todo el mundo quería estar al lado de esos chiflados. Y cuando digo todo el mundo, me refiero a todo el mundo.

Siempre estaban rodeados de artistas, músicos...y mujeres. Muchas mujeres.

Que cómo lo hacían? La verdad? No tengo ni puta idea! Pero se metían en los camerinos de los conciertos, les invitaban a chupitos y las camareras les daban sus números de teléfono. Jamás vi a ninguno de ellos apuntándolos. Les daba igual. Eso, o iban tan fumados que ni siquiera lo recordaban.

El rasta era el típico de pantalones anchos, paz y amor, bla bla bla. El típico guapito gilipollas que se me merece una buena hostia. Dicho de otro modo: el cabrón que se va a follar a tu novia.

El calvo era más afable. Con su cara angelical, su mirada difusa y su buen temple. Lo que yo llamo un futuro psicópata en potencia. 

El calvo tenía gafas, no veía una mierda!. Una vez le pedí que dejara de mirarme y contestó que estaba mirando a otro sitio. Otras veces te hablaba muy pausado y terminaba diciéndote que podría quemarte vivo.


Pero juntos, tenían el don de animar todos los sitios.

Una tarde cogieron un coche de juguete que estaba en la basura, miraron a su alrededor y se dirigieron a una calle, muy estrecha, que hacía pendiente. La calle era de piedras, se lanzaron alrededor de tres veces cada uno. Y no se mataron.

Una mañana, después de una fiesta, se metieron en el campo de al lado, a recoger balas de paintball...mientras los que jugaban a la "guerra" no cabían en su asombro al verlos agazapados y riéndose sacando balas y gritando bien fuerte el color de cada una.

Otro día, en una cafetería. Una cuchara se cayó al suelo. Los dos se miraron y comenzaron a cantar una canción que era algo así como, cito textualmente:

El baile de la cuchara,

el baile de la cuchara,

el baile de la cuchara.

Y así hasta que se cansaban.

Estuvieron poco con esa gilipollez? No, eso perduró. Cambiaban la palabra "cuchara" por cualquier otra.


Era habitual encontrártelos por la mañana, comprando el pan en pijama, con las zapatillas de pies de dinosaurio y la sonrisa de oreja a oreja. Siempre me preguntaba si se acaban de despertar o si dormían alguna vez.

En una de sus noches, el calvo pilló cacho. 

- Hey tío, con quién estás ligando? - Le pregunto

En esto, que el rasta salía del baño.

- He visto un monstruo! - Dice riéndose

- Que dices, tío? - Responde/pregunta el calvo

- Era como una mezcla entre el pingüino y Margaret Thatcher, joder tío!!! que fea! - Responde el rasta

Al ver al rasta hablar de aquella manera, nos reímos y pedimos unos tragos.

- Hey calvo! - Dice una voz femenina a nuestro lado

Al verla, el calvo nos la presenta.

- Esta es ( no tiene importancia ) - Dice el calvo

Al verla, el rasta se pone colorado, sus ojos comienzan a lagrimar y se atraganta con el trago. La chica vuelve con sus amigas y se cita con el calvo para más tarde. Pero mientras se daba la vuelta, una carcajada del rasta la siguió un estruendo en forma de adjetivo.

- La fea!!!!! es la fea!!!! - Gritó el rasta

La noche siguió entre alcohol y risas, lo que provocó que tres tíos alcoholizados y con una mente privilegiada para el cachondeo, pasáramos la noche jugando a:

"Escapa de la fea"

Se trataba de huir, de una manera muy absurda y poco disimulada de aquel ogro.

Meses después, una noche, la fea en un encuentro random con el calvo le preguntó:

- Porqué me llaman, la fea? - Pregunta eso

El calvo, la miró dulcemente, le dio un beso entre la frente mal construida y las enormes gafas de culo de vaso y le dio aquellas dos palmaditas en el hombro; mitad paternales, mitad duele mirarte. Y no dijo nada.

Otra noche en una fiesta coincidieron tres amantes de el rasta. Mientras esquivaba a una, se le presentaba la siguiente y al rato la siguiente de esta. El tío, ni corto ni perezoso, lo llevaba con una pasmosa y muy asquerosa normalidad ( Maldito hippie de mierda. Ahí se muera, mucho ). 

Tenían un imán para todo. Y eso también incluía a los mega freaks.

Una noche, un chico que llevaba una camiseta de un equipo de fútbol y que parecía que tenía epilepsia por su manera de bailar, se unió a nosotros. Le llamaron Cassano.

Pasamos toda la noche animándolo a bailar en el podio y acercarse a las chicas con esos movimientos pélvicos tan escalofriantes. Esperando que alguien llamara a la policía y se lo llevaran.

Esa noche nos fuimos todos a la casa punk. Por la mañana, al despertar a Cassano:

- Calvo!!! esto...el tío este no se levanta. - Dice el rasta

- Que dices? pues dale un hostia! - Responde el calvo

El rasta volvió a intentar despertarlo:

- Oye...tío...va tío...que tenemos que largarnos - Le dice el rasta

Al ver que no se levantaba, el rasta levantó su cabeza, descubriendo un gran manto de Ectoplasma! Si, qué pasa? era Ectoplasma, como el de los putos cazafantasmas.

- Joder tío!! - Grita el rasta

- Que pasa? - Pregunta el calvo

- Cuando veas tu almohada... - Le contesto

Entonces, Cassano despertó.

- Hey tíos...!! dónde estoy? jejjejeje - Dice Cassano

Nosotros, aun en shock por el Ectoplasma y Cassano explicándonos que se tomaba una medicación muy fuerte para no tener que matar a la humanidad.

Salimos todos hacia el mismo sitio, así que subimos juntos al tren. Allí, en el tren, Cassano intentó sentarse con nosotros, a lo que rápida y educadamente le dijimos:

- Pero tú estás chalao? anda y tira pa ahí con tus babas Ectoplasmósicas! - Le indicó "dulcemente" el calvo

Cassano, lejos de venirse abajo, se sentó en los asientos de al lado, se puso cómodo y estuvo durante 45 min, soltando babas justo al lado de una pobre mujer asustada.

Luego lo dejamos por ahí.

Una tarde me invitaron a su casa. Era como una especie de bar punk o habitación adolescente, con muchas fotografías, un acuario que separaba la cocina del salón con dos tortugas mancas en su interior, una televisión enorme y el escritorio al lado.

El rasta podía estar en el escritorio y hablar contigo, fumarse un porro o soltar un chiste y de pronto te miraba y decía:

- Joder tío! que bueno...tío!!! - Y se ponía a escribir


El calvo, te hablaba de la música que estaba sonado, mientras miraba una película sin sonido, contestaba al rasta y se rascaba los huevos tranquilamente.


Hasta aquí bien, no?

Lo curioso, es que esos tíos estaban hablando de tres cosas a la vez, mientras veían una película sin sonido y se enteraban de ella; incluso era uno de los temas de conversación. El rasta mientras, escribía una puta novela y cuando querías darte cuenta, el calvo ya te había puesto una mantita y te hablaba sobre filosofía!

Así que les pregunté:

- De qué cojones trabajáis? Cómo os ganáis la vida? - Piensas que son secretas o Aliens


El calvo me contesto que ellos creaban vida. Cuentos de vida.


Eran cuenta cuentos. Pero en su caso, antes de escribirlos, los vivían.





Para Miguel Cano. Mi psicópata preferido. 

Y para su padre, que estará leyendo esto allá donde esté. 

miércoles, 27 de enero de 2021

Montañas rusas

 



Lo peor de tener depresión, es tenerla.

2020 iba a ser mi año, lo sentía así, lo veía.

Lo comenzaba con el enésimo y último desplante de mi (ex) pareja, con las ganas y la seguridad de dar un paso más como cocinero y quitándome lastre de cosas o personas que no aportaban absolutamente nada en mi vida.

En febrero, la ciudad se preparaba para el Mobile World Congress, una de las ferias tecnológicas más grandes del mundo. En esa semana, la ciudad y sus Restaurantes se llenaban hasta la bandera.

Pocos días antes, diferentes marcas y patrocinadores anunciaban su renuncia a acudir por miedo a un virus que estaba causando estragos en la vecina Italia. Se llamaba Covid_19 y aunque aun no lo sabía, se iba a convertir en mi mayor enemigo.

Una mañana, al llegar al trabajo iba leyendo las noticias y en cuestión de treinta minutos, 120 empresas anunciaban su renuncia al MWC. En treinta minutos! La consecuencia: Se anula el evento.

Barcelona cayó presa del pánico. Con pérdidas de más de 500 millones de Euros y 15.000 empleos!

"No pasa nada, nos sobrepondremos a esto" Pensé.

Unos días después, la empresa para la que trabajaba me despedía.

"No pasa nada, se me quedaba pequeña" Pensé.

Comencé a buscar trabajo, o mejor dicho, comenzaron a llegar ofertas:

- Alemania, Austria, Italia, Portugal, Argentina, Estados Unidos...

Me tomé unos días para valorar las propuestas, hasta que mi archienemigo volvió a aparecer y primero Italia, después España y así el resto de Europa, cerró!

Pasamos a la ley marcial o confinamiento domiciliario.

Las ciudades se quedaron desiertas y todo cerró.

"No pasa nada, la situación se controlará en breve" Pensé.

El confinamiento lo pasé haciendo fotografías de un presente apocalíptico y un vacío hermoso.

Mis cuentas cuadraban, había conseguido tener un colchón de ahorros por si acaso. Pero entonces, Hacienda me dio un palo con mi declaración y una compañera del piso ( a mi nombre ) decidió dejar la habitación sin comunicármelo. 

Consecuencia: Adiós colchón.

"No pasa nada, esto no durará mucho" Pensé.

Los días pasaban entre salidas fotográficas, películas, literatura y amigos.

No habían ofertas. De ningún lugar! Aunque después de muchas entrevistas, conseguimos compañera de piso nueva.

Llegó Junio y la "llamada" desescalada. Las cosas comenzaron a abrir y las ofertas de trabajo, poco a poco volvían a aparecer, aunque no como pensaba. En mi sector ( la hostelería ), rozaban la esclavitud.

Así que cuando recibí la llamada de una amiga, para trabajar en el campo en Lleida, no lo dudé.

"No pasa nada, estaré entretenido y cuando vuelva en Septiembre, todo habrá acabado" Pensé.

En Lleida, trabajábamos de sol a sol por 6.04 Euros la hora. Y digo de sol a sol, por que si llovía, ni trabajabas y por supuesto ni cobrabas.

"No pasa nada, al menos respiro aire puro" Pensé.

Un fin de semana pude bajar a casa y desconectar del campo. Hicimos unas copas, una cenita y varios de mis amigos decidieron que la amistad que les brindaba debía sujetarse a unas condiciones dictatoriales o me retirarían la palabra.

"No pasa nada, no puede ir en serio" Pensé.

De vuelta a Lleida, el nivel de digamos explotación y maltrato llegó a tal punto, que una semana antes de concluir, dimití.

"No pasa nada, al menos he podido disfrutar de la naturaleza" Pensé.

Y así llegamos a Septiembre, conocí a alguien especial, se avecinaba mi cumpleaños...y el de mi padre.

Comenzamos a barajar la posibilidad de bajar a Benidorm...pero entonces, cerraron las Comunidades Autónomas.

En otro orden de las cosas, no me mandaron los papeles de Lleida, con la consecuencia directa de no poder renovar mi prestación de desempleo.

"No pasa nada, algo saldrá" Pensé.

Y entonces, la hostelería volvió a cerrar.

Me mantuve entretenido cocinando...y me volqué de lleno con la pastelería. Poco tiempo después, volví a la cocina en Sitges, de la mano de un buen amigo.

Gran cocina, buena carta, buen lugar. Era una gran oportunidad para seguir soñando.

Pero entonces, la hostelería cerró de nuevo.

"No pasa nada, en breve volverá a abrir" Pensé.

La falta de dinero y de recursos eran desde hacía semanas una realidad.

Opté por volver a la cocina tradicional ( en casa ). Ya sabéis:

- Potajes, cremas...se aprovecha todo absolutamente.

Aunque claro, tuve que cortar cualquier gasto innecesario. Lo que conllevó a salir solo para lo necesario y limitar las compras.

"No pasa nada, puedo con esto..." Pensé.

La hostelería volvió. Aunque no como yo creía. Con unos horarios paupérrimos y unas ofertas denunciables, al mismo tiempo que terriblemente colapsadas.

Aunque salió la opción de hacerme cargo de un local cerca de mi casa. Después de horas trabajando con un amigo, preparando carta y vinos. La propuesta cayó.

"No pasa nada, al menos me han pagado lo que quedaba de prestación" Pensé.

Llegó la navidad y con ella una de las tetas del capitalismo. Se dio rienda suelta a las grandes superficies causantes de la pobreza y la explotación para poder abrir de par en par sus puertas, no así a la hostelería. Así que probé a pasar las fiestas con mi familia.

Pero las Comunidades Autónomas decidieron cerrar sus fronteras.

"No pasa nada, las celebraremos en casa con los amigos, seguro que después de fiestas vuelve la calma" Pensé.

Entre tanto, otro amigo vino a vivir al piso, parecía que tenía pareja y que la cosa se calmaba.

Pero el gobierno alargó las medidas hasta después de la navidad.

Consecuencias: Se me acababa el dinero, la esperanza, la ilusión...

Comencé a quedarme en la cama, a dejar de hablar, salía poco de casa...respondía de manera abrupta a mis amigos.

"No pasa nada, me voy a cagar en su puta madre..." Pensé.

Así llegué al 8 de Enero. Ese día tenía dos propuestas:

- El aniversario de una amiga

- Y el aniversario de mi pareja

No fui ni a una, ni a la otra. Me recluí en casa, sin saber quien cojones era o que me estaba pasando.

Consecuencia: Perder la cabeza.

Pocos días después desperté y me vi en el lodo.

"No pasa nada, de esta se sale hablándolo y reconociéndolo" Pensé.

Lo valoré como una victoria. Reconociendo mi caída en picado en depresión, podría salir de ella. Así que lo hablé con un par de amigos y con mi pareja. 

Consecuencia: Nadie se lo tomó en serio, mi pareja se alejó y yo me quedé hablando con la pared.

"No pasa nada...no pasa nada? Me cago en d..s!, si que pasa! esto va a cambiar" Afirmé.

He cambiado mis hábitos. No hay esperanza, pero aun así salgo del pozo. 

Aprovecho las horas de luz. La fotografía y la cocina me motivan y alimentan. Y las palabras me ayudan a explicar y comprender lo que ha sido un año lleno de obstáculos y superaciones.

"No pasa nada, es mejor esto que morirse" Dijo una niña.



sábado, 23 de enero de 2021

Caminando bajo el sol

 




Las cosas han ido tan mal que al final no pude soportarlas,

dejé de ver lo bueno,

dejé de sonreír y de hacer reír.


Pasé tanto tiempo caminando bajo el sol,

que olvidé mirar atrás,

y me hallé solo.


Las cosas duraron tanto que olvidé navegar.


Desperté entre sudores y escalofríos;

vi mi reflejo en el espejo y me asusté.


Busqué ayuda,

pero ya era tarde.

Miré atrás,

y estaba allí.


Pasé tanto tiempo caminando bajo el sol,

que olvidé mi esencia en la estación.


He perdido tanto tiempo,

que él mismo me despertó.


Y ahora respiro aliviado,

pensando que no todo estuvo mal.



lunes, 18 de enero de 2021

En bucle

 

9.00h Levanta de la cama!

Abre la ventana y saluda al nuevo día.

Visita el baño y prepárate un café. 

Sal al patio, siéntate y tómate tranquilo el desayuno, mientras disfrutas de la última obra de la zona. Ya sea en tu edificio, el de al lado, o cuatro más al norte. No hará falta que remuevas el café, las vibraciones de la obra lo moverán por ti.

Vístete, lávate los dientes y con la excusa de sacar la basura, estira un poco las piernas y paséate por el barrio en busca de los últimos locales en alquiler o venta. Si tienes suerte, podrás entretenerte con el último desahucio.

De vuelta a casa, enciende el ordenador y prepárate para rellenar infinitas veces tu Currículum Vitae en infinidad de páginas de búsqueda de trabajo.

" Se necesita esclavo que trabaje mucho y cobre poco" 1500 personas se han inscrito.

"Empresa joven y con personalidad busca Sherpa" 890 personas se han inscrito.

"Empresa en expansión necesita urgente personas que no cobren" Se ha excedido el número de solicitudes.


Después de la depresión, cárgate de valor y escucha las fabulosas noticias del mundo.

- Todo es mentira, menos lo que publicamos nosotros - 

- En deportes: 22 millonarios con menos capacidad de análisis que una oruga, no son felices con sus sueldos - 

- El fascismo son los nuevos Hippies - 

- Tienes frío? Piense en la factura y ya verá como se calienta! - 


A todo esto, ya es medio día.

Visualiza la comida como si fueras Terminator y encuentra la manera de cocinar algo que te nutra, te sacie y llegue para más días.

Fúmate un cigarro y piensa fuerte, muy fuerte, que es un porro y que puedes abstraerte un poco de este circo.


Sal de casa y dirígete a una reunión, donde un niñato de mierda, te mira con una cara como si fueras el niño del pijama de rayas y te habla de un producto para el que ya tiene gente, pero son tan buenas personas, que esperan que bajes los costes, de tal manera que acabes perdiendo unos 0,50 céntimos por producto y solo digas "si Bwana".

Vuelve a casa andando. Entre el movimiento y la reunión, no hay Dios que note el frío.

Después rodéate de gente que está igual o peor que tu, pero que al verte "tranquilo", se creen con derecho para poder mearse en tu casa y darte putas lecciones de contraportada de libros de autoayuda.

Y por supuesto no digas nada, ya que se sentirán ofendidos y les importa una puta mierda.


Pregúntate a ti mismo si te hace falta cenar. 

Ya se sabe, lo que no comas hoy, te lo comerás mañana. Así que decide que tres días de la semana te darás ese capricho e incluso comprarás una cerveza que sabe a agua del Guadalquivir.

Ponte una serie, una peli, una serie/peli, ponte lo que sea joder!

Desconecta el cerebro e intenta rebajar tus pulsaciones.

Y para acabar, vete a la cama, donde el cerebro volverá a ir a mil por hora. Lo que te reportará unas 4h de intrépidas vueltas en la cama.


Si joder! 

Pulga

 

Tu eras mi chispa,

mi alegría,

mi motivo para sortear los obstáculos.


No importaba nada,

ni nuestras diferencias,

ni nuestra edad.


Tu eras lo que quería,

sin haberlo pedido,

sin haberlo creído.


Una pulga saltando por mi cama,

una yonki de mi olor,

una brisa de aire fresco.


Tu eras lo mejor que tuvo un nefasto año,

la pausa entre mis batallas,

el abrazo de las noches.


Una muñeca parlante,

una vendedora de órganos,

una superviviente.


Me enfrasqué en caer,

me asfixié con mis temores,

desperté tarde y perdí. 

jueves, 14 de enero de 2021

Recuperando terreno

 

Caí,

caí bajo,

muy bajo.

Quizá llevaba semanas,

o meses,

aunque no lo vi.

Cuando desperté,

aún estaba cayendo,

sin brazos donde apoyarme.

Perdí esperanza,

perdí brillo,

perdí alegría.


Y seguí cayendo,

y cayendo,

hasta que toqué el suelo.

Y allí abajo,

me vi solo,

me vi oscuro.

En absoluta oscuridad,

recuperé un mechero

y pude ver una puerta.

Apagué las dudas de mi desidia,

abrí la puerta

y tras de sí encontré tres puertas más.

La primera se llamaba confianza,

al entrar hallé a seguridad,

recuperé esencia.

La segunda se llamaba amistad,

al entrar hallé a espíritu,

recuperé pureza.

La tercera se llamaba sinceridad,

al entrar estaba un espejo que solo a mí reflejaba,

recuperé valentía.

Al salir,

respiré,

recuperando a paciencia.

Siempre que se cae se pierden cosas,

se olvidan sensaciones,

se nubla la mente.

Pero es justo al final,

cuando se sale de aquel pozo,

cuando puedes dar tu brazo.