viernes, 11 de marzo de 2016

Para ti


Cuando entró al túnel, una luz cegadora le cerró los ojos. Al abrirlos de nuevo, un mar de burbujas se acercaba hacia ella. Dentro de cada una había un recuerdo. Todos y cada uno de aquellos recuerdos que había perdido.
Los nacimientos de sus nueve hijos, la boda con el hombre de su vida, aquellos años inolvidables en Sidi Ifni, la vida en Madrid, sus trece nietos y 7 bisnietos, los viajes con la caravana, los bailes, el Belén en Navidad...
Todos los recuerdos que aquella maldita enfermedad le había robado, pasaban ahora brillantes a su lado.
Según avanzaba, entre burbuja y burbuja un pintalabios, un vestido, colorete, unos mini zapatos...y una voz a lo lejos hermosamente familiar.
Ella, sin poder aún reconocer la voz, se fue arreglando, se calzó los diminutos zapatos, se peinó y maquilló hasta que aquella voz se fundió con música.
Entonces escuchó claro: "Guillermina, Guillermina, date prisa, que el baile empezará sin nosotros".
Cogió la última prenda que le faltaba, el bolso y se apresuró dejando atrás en túnel.
Recordaba perfectamente aquella voz, la voz de su amado que tanto había extrañado. Le cogió de la mano y se fundieron en un solo ser para toda la eternidad.



                                                                                       A mi abuela...a mis abuelos. 

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