Despertares cortos entre sábanas revueltas y pelos de gato,
café exprés y viajes en metro,
proveedores alegres, pantalones calientes, chaquetillas sudadas delante de los fogones.
concentración constante, cachondeo perpetuo, miradas asesinas de piratas de sangre caliente.
Cigarrillos cortos, comidas engullidas, risas que envuelven los humos del infierno del Josper.
Música en el metro, en la cocina, en la calle y a la vuelta en casa.
Sonidos que evaden el alma de los pesos de la vida.
Ronroneos de la gata, lavadoras por tender, mensajes de cervezas por tomar, contactos humanos que te hacen respirar.
Noches que no son noches; sino días.
Más cuervos en lejanía, conversaciones sinceras, coincidencias y conocimientos compartidos,
horas rebajadas a segundos, tiempo no es igual a espacio.
Sueños cortos, sueños al fin y al cabo.
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