miércoles, 14 de agosto de 2013

Aire

Y cojo aire para afrontar lo que me rodea.
Vestigios de lo que una vez fue o fuiste.
Gente que conquista territorios dados en libertad por el simple hecho de conquistar algo que no les permiten sus genitales.
Barras de hierro clavadas en cabezas inútiles.
Celdas de aislamiento para una población bañada en mentiras y estupidez,
gente que se cree libre, pero está en la peor de las miserias.

Y cojo aire para respirar mejor,
limpiar mis fosas nasales para poder coger algo de oxígeno puro en este mundo llamado consumo.
Conversaciones vacías que entran y salen de mi cerebro sin provocar sonrisa, solo apatía.
Calzoncillos paseándose grotescamente por un pequeño cubículo,
palabras;
palabras que no llevan a nada o verdades fuera de tiempo,
que hacen retroceder pasos, para volver a ponerse el cinturón de seguridad ante una inminente caída.
Matrimonios que discuten entre si...por que si.
Niños alquilados que descubren Occidente, para después ser devueltos a los campos de refugiados con las mil comodidades, aire acondicionado, tele por cable...pozos de agua llenos de mierda, armas, mafias, tormentas de arena...
Amigos, que mejoran con los años, otros que el tiempo no los cambia, para bien o para mal...encuentros casuales, sonrisas enlatadas, sonrisas auténticas, cantos a la estupidez, o dejadez hacia un mundo que no notamos como nuestro.
Bares y alcohol, que engullen lo mejor y lo peor de uno.
Y mujeres;
Mujeres que forman parte de tu vida, que son más que mujeres, que son familia, que son parte de tu piel. Otras que solo recuerdan cuando no estás, que se olvidan que un día pudieron y te escupieron. Que a la mínima te ofrecen el puesto de esclavo, de mártir, de algo que no volverá a suceder...aunque demanden otra vez hipócritamente los servicios que una vez desecharon, sabiendo que en caso contrario, nunca jamás habrían ofrecido su amistad...
Otras que desean ser folladas, por algo mágico, especial, que calmara sus vidas hasta que se harten y comprueben que realmente viven de iconos.
Amigos que confunden la amistad con el deber, la capacidad, el amor.
Y otros en cambio que siguen sonriendo como el primer día que nos dimos de hostias. Ahí hay un amigo.

Y cojo aire, y paciencia para poder ver con claridad todo esto con una sonrisa en los labios. Para poder pararme a comprender el por que de las cosas, de la suerte, del amor, la melancolía, la frustración, el desengaño, la amistad, las familias, los animales, el pasado turbulento...y alegre a la vez. El presente continuo, que a cada paso muestra las opciones que solo tu escoges.

El preguntarte si la vida,
es el peor de los suicidios...o la mejor de las universidades!

martes, 13 de agosto de 2013

Presente continuo

He visto en tus sonrisas la estupidez de mis actos,
no me entiendas mal amada mía.
Tuve miedo,
ese miedo que da la seguridad aun no recuperada del todo,
ese miedo al querer,
al abrirse demasiado para comprobar lo que has tirado.

He visto en tus ojos decepción,
he notado el terror a la equivocación,
y me he asustado.
He soltado la cuerda,
he saltado al vacío de la estupidez,
la estupidez del amor.

He visto la distancia entre nosotros,
por el miedo al fracaso.
Y créeme que yo también lo tengo,
tengo miedo de querer,
de perder la cabeza como un adolescente,
de lastimarme.

Me he encontrado como un niño,
escondido tras el lobo,
tras el tiempo.
Pero aun consciente del error,
he reculado y escuchado,
deseando que no fuera un final.

Soñando que te sueño,
soñando que me sueñas,
sintiendo que es real,
que el miedo es bueno,
es el miedo a lo real,
a creer que nunca es para ti.

Entre curvas y miradas descanso,
caigo en el más profundo de los sueños a tu lado,
cierro los ojos ante el pesado pasado.
Imaginando un presente continuo entre tus piernas.
Creyendo que aun se puede ser feliz,
creyendo de nuevo en mi.

 

De una sirena a un lobo

Qué hondas raíces las tuyas,
qué hondas raíces las mías,
aún siguen entrelazadas
como un barco a la deriva.

Que aunque pasen milenios,
años, meses, tantos días…
Cuartos menguantes, crecientes…
Alergias, fiebres amarillas…

Y aunque reviente este mundo
y se haga miles de astillas…
Aunque se hiele el infierno
aún al sol de mediodía…

No hay nada, nada de nada,
que rompa este buque insignia.
Aquello grabado a fuego,
con un hierro en carne viva.

Algo vivo entre nosotros
para lo que no hay lejanía
ni fuerza posible alguna
que pueda hundir esta cima…

Aquel tiempo ya pasado
que nadie entender podía…
Aquel tiempo como aves
renaciendo en las cenizas…

Tú, tan dócil y salvaje,
te lamías las heridas…
Gruñendo en la lucha a muerte,
enseñando tus encías.

Yo, tan sirena amputada,
cicatrizando las mías,
aún resisto en tierra firme,
libre de melancolía…

Nada cambia… Sirena, lobo…
Somos los mismos que un día
unimos nuestros caminos,
compañeros en la vida...

Lobito, que vuele el tiempo
y que se pase la vida…
¡que aunque tardemos en vernos,
nuestra amistad no se enfría...!
 
Patricia  Aliaga Giménez